El Colegio asume la educación como un proceso de crecimiento integral de la persona, que se verifica a través de la conjunción y desarrollo armónico de la mente, el cuerpo y el espíritu como un todo inseparable.
En consecuencia, la concepción filosófica que abraza el Colegio, tiene su centro en la persona concebida como un todo indivisible, consciente de una mente y un cuerpo que debe desarrollar y de igual forma un espíritu, donde su alma busca trascender a Dios.
Su intelecto, voluntad, afectos y sentimientos buscan dar sentido a su vida, siendo cada uno de los aspectos que se distinguen en una persona de igual modo perfectible, es decir del mismo valor o relevancia en el desarrollo armónico.